TIEMPO DE ORACIÓN Y MISIÓN
Queridos amigos:
Estamos viviendo un tiempo muy intenso. Los acontecimientos que culminaron en la renuncia de Mons. Fernando Bargalló, tan querido por nosotros, nos han dejado muy movilizados. Nos surgen preguntas y sentimientos encontrados. Siempre, pero en especial en los momentos fuertes de la vida, los cristianos debemos volver al Evangelio en busca de respuestas y orientaciones para seguir caminando.
En estos días recordé el episodio en el que Jesús enfrenta a la muerte de su primo y amigo Juan el Bautista. “Al enterarse de eso, Jesús se alejó en una barca a un lugar desierto para estar a solas…” Mt. 14,13. Pero no solo en ese momento, sino siempre, frente a situaciones decisivas de su vida, Jesús animado por el Espíritu Santo, se unió en oración al Padre. Recordemos por ejemplo la oración en el Huerto.
Evidentemente, frente a los golpes de la vida cada uno reacciona como puede, pero para los cristianos, lo primero es recurrir a la oración y al silencio, lo cual nos permite rehacernos interiormente, sanarnos y fortalecernos para continuar caminando. También nos dan el espacio y la oportunidad para ver, para pensar cómo queremos seguir, qué queremos hacer de aquí en adelante y sobre todo nos permiten interpretar los hechos a la luz de la fe.
Invito por tanto a todos los fieles a que de modo personal y comunitario emprendamos un tiempo más intenso de oración. Sé que en muchas comunidades, además de centrar la vida cristiana en la Eucaristía, se celebra la palabra, se practica la adoración eucarística, se reza el rosario, etc. Pido a los sacerdotes, que reunidos con los consejos pastorales u otros organismos parroquiales, decidan algún modo particular de “marcar” este tramo de la vida de la diócesis como un tiempo de mayor oración.
Será muy bueno también que cada uno de nosotros intensifique su oración personal. Podemos rezar más atentamente el Padrenuestro, el Ave María y el Gloria, pensando en cada una de sus frases, o rezar el rosario, o acudir más asiduamente a la Palabra de Dios meditándola algunos minutos. Cada uno verá lo que el Señor le inspira en su corazón.
La oración más intensa será el mejor medio de transformar nuestro dolor y desconcierto en esperanza y de acompañar a Monseñor Fernando en esta etapa de retiro y reflexión.
Continuamos nuestra misión
Nuestra diócesis ha cumplido quince años de vida y ya hace tiempo que se tomó la decisión de celebrar este acontecimiento intensificando nuestro espíritu misionero y concretándolo en misiones en los barrios bajo el lema “SOMOS TU PUEBLO SEÑOR Y CON MARÍA ANUNCIAMOS TU AMOR”.
Con mucha alegría ya he podido constatar cómo se van realizando estas misiones.
El espíritu misionero tiene siempre un principio: la disponibilidad y el ofrecimiento de nuestra vida a Dios para que Él nos envíe. Por eso, una vez más debemos decirle al Señor “Aquí estoy, envíame” (Is 6,8) o como María le respondió al Ángel “Hágase en mí según tu Palabra” (Lc. 1,38)
Habrá quienes puedan colaborar directamente en la realización de estas misiones y ciertamente serán ellos particularmente bendecidos por el Señor por su disponibilidad y entrega. Pero todos, aunque no podamos trabajar activamente en las misiones concretas, podemos renovar nuestro espíritu misionero dando un mayor testimonio evangélico e iluminando la vida de nuestras familias, de nuestros ambientes de trabajo o estudio con palabras oportunas que manifiesten nuestra fe en Jesucristo como la verdadera fuente de felicidad y salvación.
Quiero terminar estas líneas agradeciendo a todos la buena disposición y el espíritu de colaboración con que me han recibido desde el primer momento para poder llevar adelante esta misión transitoria que la Iglesia me ha encomendado. Estoy muy convencido que si intensificamos nuestro espíritu de oración, de comunión y de misión, este tiempo podrá ser muy fructífero para esta querida diócesis de Merlo Moreno
Que el Señor y María de Guadalupe les acompañen en todo.
+JORGE CASARETTO
ADMINISTRADOR APOSTÓLICO
16 de Julio de 2012
Día de Nuestra Señora del Carmen
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